29º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

1.-ESTE DOMINGO CELEBRAMOS EL DOMUND CON EL LEMA “SÉ VALIENTE, LA MISIÓN TE ESPERA”.

¡Cuántas gracias debemos dar a Dios por el testimonio valiente de los misioneros!

Hoy recordamos las palabras de María Guadalupe Rodríguez (misionera en Siria):

“El obispo había pedido a nuestra familia religiosa del Verbo Encarnado ayuda para la atención pastoral de la catedral de Alepo y la dirección de una residencia para jóvenes universitarias pobres. Desatada la guerra, el apostolado tomó otras dimensiones. Las actividades se siguen desarrollando en la medida en que la situación caótica lo permite. Pero, en realidad, lo más importante es ‘estar’. Acompañar, alentar, a veces tan solo escuchar llorar y contar de nuevo la misma historia. Nuestra presencia logra ser una prueba más de esperanza”.

2.- JESÚS EN EL EVANGELIO NOS DICE: “DAD AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS”.

Algunas reflexiones a luz de esta frase de Cristo:

2.1.- Tenemos que distinguir entre el laicismo y la sana laicidad

• El laicismo es una ideología que considera un mal la presencia de lo religioso en la vida pública. Por ello sólo es admitido en el ámbito privado.

• La sana laicidad (que puede plasmarse, como en España, en un estado aconfesional) desde la libertad religiosa contempla lo religioso como un bien, como una realidad que hay que valorar porque contribuye a crear una sociedad mejor. El estado debe estar separado de la Iglesia pero puede haber entre ellos respeto y colaboración en ciertos temas.

2.2.- Esta frase de Jesús nos invita a dar a Dios toda nuestra vida y también a respetar a las autoridades. Pero además es una llamada a los poderes de este mundo, cuyo poder tiene sus límites. No pueden ir contra la dignidad y los derechos humanos. No pueden hacer lo que quieran. Tiene que atenerse a la moralidad.

2.3.- Supone, por último, una invitación para nosotros a “Ser buenos cristianos y honrados ciudadanos” (Como decía San Juan Bosco). 

Los cristianos estamos llamados a participar en la vida de la sociedad, como fermento en la masa. Tenemos derecho a opinar y a proponer nuestra forma de ver las cosas, porque pensamos que es un bien para el ser humano.

3.- LA CARTA A LOS TESALONICENSES NOS RECUERDA LOS PILARES DE LA VIDA CRISTIANA: LA FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR.

“Recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza”. 

Sería maravilloso que San Pablo pudiera decirnos hoy a cada uno de nosotros y a nuestra comunidad parroquial esto que acaba de decir a la primera comunidad cristiana de Tesalónica. Porque, evidentemente, una fe activa, un amor esforzado y una esperanza constante son el fundamento y la base de toda vida cristiana. ¡Son las virtudes teologales!, sobre las que se levanta el edificio espiritual de nuestro diario vivir. Que nuestra fe no decaiga, que nuestro amor aumente un poco más cada día y que no nos falte nunca una esperanza firme y consoladora.

4.- HOY EN NUESTRA PARROQUIA CELEBRAMOS EL ENVÍO DE NUESTROS CATEQUISTAS. 

El papa Francisco decía a los catequistas: “Ser catequistas. No trabajar como catequistas. Uno trabaja como catequista porque le gusta la enseñanza… Pero si tú no eres catequista, ¡no vale! No serás fecundo. SER CATEQUISTA ES UNA VOCACIÓN”

Agradeciendo su entrega a todos los catequistas, concluyo con esta oración del catequista

"Señor Jesús,

Aquí me tienes para servirte

y colocar a tus pies la labor en que estoy empeñado.

Tú me escogiste para ser catequista,

anunciador de tu Mensaje a los hermanos.

Me siento muy pequeño e ignorante,

soy a menudo inconstante,

pero sé que Tú me necesitas.

Gracias por confiar en mí, pequeño servidor tuyo.

Estoy pronto a cumplir esta hermosa tarea

con sencillez y modestia, amor y fe.

Quiero ser instrumento tuyo

para despertar en muchos hermanos:

cariño por tu persona,

confianza en tus promesas,

deseos de seguirte como discípulo.

Bendice día a día mis esfuerzos;

pon tus palabras en mis labios,

y haz que, en comunión con mis hermanos,

pueda colaborar en extender tu Reino.

María, tú que seguiste siempre con fidelidad

las huellas de tu Hijo,

guíanos por ese mismo camino.

Amén".