sábado, 22 de abril de 2017

2º DOMINGO DE PASCUA

1.- ÁNGEL MORENO, PÁRROCO DE BUENAFUENTE DEL SISTAL Y BUEN AMIGO COMPARTE LO SIGUIENTE

“Estaba en casa, de pronto recibo una llamada telefónica, una voz joven me solicita una entrevista, es la de un muchacho de Zaragoza, que manifiesta un gran interés en que lo reciba. Me propone que sea lo antes posible. Acepto, y a las dos horas llama a mi puerta.
Nada más saludarnos, me declara que él perdió la fe el mismo día de su primera comunión. Se había hecho a la idea de que al recibir la Eucaristía sentiría algo muy especial, pero no fue así e interpretó que le habían engañado en la catequesis. Por este motivo, decidió apartarse de la Iglesia. Sin embargo, no dejó de buscar de todas las formas posibles el sentido de su sed de felicidad.
Durante la entrevista, el joven me fue narrando distintas etapas de su vida, algunas de ellas con fuertes dependencias, que le arrastraron a gustar el sabor efímero que dan las cosas, el consumo del alcohol, la práctica del sexo, las drogas más refinadas. En su ansia irrefrenable se marchó al Oriente, llegó hasta la India, se aproximó a la espiritualidad hinduista, practicó la meditación, y seguía insatisfecho. No sabía lo que le ocurría por dentro. Nada le dejaba la paz interior que buscaba. Y decidió volver a casa.
En el retorno, al pasar ante la catedral de Madrás, recordó que allí se veneraba la tumba del apóstol Tomás, mando detener el taxi, entró al tempo y saludó el sepulcro del discípulo de Jesús como quien lo hace a un colega. Le dijo en su oración: “Tú también dudaste”.
Y, a boca jarro, me dijo: “he venido hasta aquí, después de todo este recorrido de mi vida, para preguntarle por Jesucristo, porque he llegado a la convicción de que sólo Él me puede dar la felicidad. ¿Qué me dice de Jesús?
Ante una pregunta tan directa y contundente, me quedé parado. En ese momento me vino a la mente el gesto de san Francisco de Asís, y acudí a la Biblia, la abrí delante del joven, y el texto que apareció ante nuestros ojos fue la respuesta del Maestro a Tomás: “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida”. Y quedamos sobrecogidos de la Providencia de la respuesta que nos hacía el texto evangélico. Jesucristo el único Mediador y la total respuesta en la búsqueda esencial del ser humano.

2.- MENSAJES DE ESTE SEGUNDO DOMINGO DE PASUCA:

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2.1.- ES EL DOMINGO DE LA FE: TOMÁS.
• Tomás es signo del hombre moderno: si no ve no cree… Podríamos llamarlo “EL APÓSTOL CIENTÍFICO”
• Tomás se había alejado de la comunidad y pierde la fe. Quien dice “Cristo Sí Iglesia No”, al final se aleja de la Iglesia y de Cristo.
• Tomás es tratado con suma delicadeza por el Señor. Recibe el don mayor: poder tocar las llagas de Jesús.
• Tomás realiza la confesión de fe más clara: “Señor mío y Dios mío”

2.2.- ES EL DOMINGO DE LA COMUNIDAD.
++ ¡Qué bella era la vida de las Primeras Comunidades Cristianas! Tienen tres fundamentos:
• La Palabra de Dios: “Acudían a la enseñanza de los apóstoles”.
• La Eucaristía: “celebraban la Fracción del Pan en las casas”.
• El amor fraterno: hacían vida en común, compartían sus bienes, atendían a los más pobres…
++ Hoy debemos preguntarnos: ¿Cómo es nuestra comunidad parroquial? ¿Vivimos esto mismo?

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2.3.- ES EL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA.
• San Juan Pablo II, siguiendo la inspiración de Santa Fuastina Kowalska instituyó esta fiesta. Él mismo murió en la víspera de esta conmemoración.
• Qué bien lo expresa el salmo! “DAD GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES BUENO, PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA”
• El mensaje de la misericordia es que Dios nos ama, nos ama a todos, sin importar la magnitud de nuestros pecados. Confiemos siempre en la Misericordia de Dios y seamos misericordiosos con los demás.

3.- TERMINO CON ESTA BELLA ORACIÓN


Gracias Señor, por tus misericordias
que me cercan en número mayor
que las arenas de los anchos mares
y que los rayos de la luz del sol.

Porque yo no existía y me creaste,
porque me amaste sin amarte yo,
porque antes de nacer me redimiste,
¡Gracias, Señor!

Porque bastaba para redimirme un suspiro
una lágrima de amor,
y me quisiste dar toda tu Sangre.
¡Gracias, Señor!

Porque me diste a tu Bendita Madre
y te dejaste abrir el Corazón
para que en él hiciese yo mi nido.
¡Gracias, Señor!

Porque yo te dejé y Tú me buscaste.
Porque yo desprecié tu dulce voz
y tu no despreciaste mis miserias.
¡Gracias, Señor!

Porque arrojaste todos mis pecados
en el profundo abismo de tu amor
y no te quedó de ellos ni el recuerdo...
¡Gracias, Señor!

Por todas estas cosas y por tantas
que sólo conocemos nada más Tú y yo
y no pueden decirse con palabras...
¡Gracias, Señor!

¿Qué te daré por tanto beneficios?
¿Cómo podré pagarte tanto amor?
Nada tengo, Señor, y nada puedo, mas quisiera desde hoy
que cada instante de mi pobre vida,
cada latido de mi corazón, cada palabra,
cada pensamiento, cada paso que doy
sea como un clamor que te repita
lleno de inmensa gratitud y amor
gracias, Señor, por tus misericordias
¡Gracias, gracias, Señor!”
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